El sistema de seguridad "pensante"

Escrito por Prevención Integral - España

“El problema real no es si las máquina piensan, sino si lo hacen los hombres” (B.F.Skinner)

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Referirnos a B. F. Skinner y hablar de conciencia es algo más que insostenible. Los que conocemos su obra sabemos que sus bases, el conductismo radical, opera completamente alejado de la conciencia. Aún así, y con el debido respeto a los fieles de esta corriente del estudio psicológico me atrevo a citar al autor y además hacerle un hueco en la prevención de los riesgos laborales. Descripción, predicción y control de la conducta –segura- (conceptos claves del conductismo heredados del positivismo) tienen un guión preestablecido y fundamentalmente basado en observaciones y alejado de interpretaciones subjetivas. Al observar una conducta de riesgo la describimos como tal, predecimos la probabilidad de ocurrencia de un accidente y seguidamente procuramos que no se materialice controlando así el riesgo. La relación máquina – hombre, y siendo más exactos, el “entendimiento” entre la máquina y el hombre nos da lugar a determinar la importancia que tiene la adaptación (psicosocial) de la persona al puesto de trabajo.

A grandes rasgos, podemos decir que una máquina es peligrosa en función de los componentes de seguridad instalados. Es decir, resguardos, dispositivos de protección, sistemas de bloqueo, etc. Por lo que una máquina cuyos sistemas de protección sean inadecuados o insuficientes supondrá una “trampa” para el trabajador. Podemos considerar que, aún teniendo todos los sistemas de seguridad adecuadamente instalados, si ante una incoherencia del propio sistema éste no lo reconoce, podría seguir siendo segura. ¿Qué significa que una máquina reconozca que todos sus elementos de protección están OK?. ¿Piensa la máquina?, en caso de ser así, ¿Puede ser engañada?. De que las máquinas “piensen” tengo serias dudas. Pero aún siendo así, de lo que no tengo ninguna duda es que pueden ser engañadas. Un trabajador puede engañar a un sistema de protección haciéndole “pensar” que está OK cuando en realidad no lo está. Sabotear un sistema de seguridad supone, además de una infracción evidente, determinar que el que no ha pensado realmente en las consecuencias de su acto es el propio trabajador.

¿Qué trabajador en su sano juicio entrega a la voluntad de la máquina su propia seguridad laboral?. Pues haberlo, haylo. Cada vez que saboteamos un sistema de seguridad lo que estamos haciendo es suponer que la máquina piensa (procesa información), que sabe que la estamos engañando y que aún así (como sistema de seguridad que se precie) nos protegerá del accidente laboral. Terrible decisión la de sabotear un sistema de seguridad, pero aún peor el modelo mental interpretado por el trabajador. La adaptación persona-máquina no es sólo cuestión de ergonomía, sino también de psicología de la prevención de riesgos laborales a través de unos modelos mentales seguros. Modelos que eviten errores producidos por el propio sistema de procesamiento de la información humano. Una información y formación adecuada de los riesgos harán que el procesamiento de la información procedente de la evaluación de riesgos sea objetiva y coherente con nuestra conducta futura.

Comparto la idea de Skinner, pues no se trata sólo de que las máquinas sean o no seguras (que también) sino que además los usuarios las tenemos que hacer seguras con la interrelación máquina-hombre. No es sólo cuestión de si el sistema de seguridad es lo suficientemente tecnológico como para detectar anomalías en su propia estructura, sino además, y en mi opinión la causa principal, es imprescindible que el trabajador sea consciente de los sesgos que posee en la estructura de propio modelo mental. Es decir, que sea capaz de discernir entre acto seguro y condición de trabajo, y por tanto no determine que su conducta no tiene nada que ver con las condiciones de seguridad en las que trabaja.

Fco. Javier Herrán Gamarra

Psicólogo del trabajo. Seguridad y Salud psicosocial